A medida que los niños crecen, esa confianza puede ser tan importante como las habilidades en sí mismas. Para progresar, los niños necesitan confiar en sus propias capacidades y, al mismo tiempo, necesitan saber que pueden manejar la situación en el caso de que no tengan éxito en algo. Cuando los niños experimentan que son buenos en algo y que pueden recuperarse del fracaso, desarrollan una sana confianza en ellos mismos.
Sea usted mismo un ejemplo de autoconfianza. ¡Incluso si en realidad no la siente del todo! Verlo abordar nuevas tareas con optimismo y mucha preparación es un gran ejemplo para los niños. Eso no significa que usted debe pretender ser perfecto. Reconozca su ansiedad, pero no se enfoque en ella: concéntrese en las cosas positivas que está haciendo para prepararse.
No se moleste por los errores. Ayude a los niños a ver que todos cometemos errores y que lo importante es aprender de ellos, no detenerse por ellos. Las personas seguras no permiten que el temor al fracaso se interponga en su camino (no porque estén seguras de que nunca fallarán, sino porque saben cómo tomarse los contratiempos con calma).